Hay pocos espectáculos hoy día que muevan tanta pasión y a tanta gente como el fútbol, y por lo tanto, sean tan rentables. Incluso en tiempos de pandemia, cuando todo se ha parado, el cine sobrevive como puede y los conciertos han quedado reducidos casi al absurdo, el deporte sigue regalándonos momentos inolvidables cada fin de semana, con partidos a puerta cerrada o con público reducido. Es una maquinaria imparable de la que dependen muchos trabajos, y está claro que hay que seguir adelante cueste lo que cueste. Así es como está montado el fútbol actual. Los equipos buscan siempre a las mayores estrellas, pero nadie es imprescindible. Siempre hay que estar preparados para encontrar al siguiente Leo Messi, al próximo Cristiano Ronaldo. Quien sabe cuánto tiempo de fútbol les queda a las grandes estrellas.

El deporte rey ha evolucionado en todos los sentidos, convirtiéndose en un espectáculo televisado que genera información para llenar periódicos, programas y tertulias las 24 horas del día. En el aspecto técnico, el fútbol también se ha refinado más. Los jugadores son más fuertes, más rápidos y también más buenos con el control del balón. Lo único que realmente puede cortar la progresión de una gran estrella son las lesiones. Y es que todos los jugadores, por buenos que sean, están expuestos a esta maldición, algo habitual en cualquier deporte, pero que se hace especialmente complejo en el fútbol, debido a que muchas de estas lesiones pueden dejar secuelas graves en el jugador. Son muy conocidos los casos de grandes jugadores que tienen que retirarse después de encadenar un montón de lesiones, por mala pata… o tal vez por no saber prevenirlas adecuadamente.

Lesiones de fútbol más comunes

Es cierto que cuando hablamos de lesiones graves no estamos contando los casos más habituales. Que un jugador se rompa el ligamento cruzado no es lo más normal, ni mucho menos. Es ese tipo de lesiones que pueden dejarte sin jugar varios meses, pero por suerte no son las más normales. Hay otras mucho más comunes, como esguinces de tobillo, que se suelen producir en cualquier lance de un partido, y que normalmente pueden durar tan solo unos días, con el tratamiento adecuado. Las contracciones musculares también pueden dejarte fuera de juego durante varios días, pero no suelen ser muy graves. Las que sí son habituales y un poco más graves son las fracturas en el pie, en el tobillo y en la zona baja de la pierna, por recibir golpes o entradas de rivales. Es con esas con las que hay que tener especial cuidado.

¿Qué ocurre cuando un jugador se lesiona?

Las lesiones pueden ser de muchos tipos, desde una contractura a un simple golpe que imposibilite que el jugador continúe en el terreno de juego ese partido, pero que en un par de día ya está curado del todo y le permita volver a entrenar. Si la lesión es más grave, lo habitual es que el jugador vaya al médico para conocer su alcance. En casos muy extremos puede llegar incluso a operarse, para facilitar la recuperación o permitir que en el futuro esa lesión no se repita. Las fracturas suelen ser las más complicadas de arreglar, por la operación aquí se hace indiscutible, y luego viene una temporada de rehabilitación que suele ser muy dura  y pesada para los jugadores, hasta el momento en el que vuelven a encontrar la forma para seguir jugando.

El proceso de rehabilitación

Las lesiones más graves requieren una operación que suele dejar durante varias semanas postrado al futbolista. Esto dependerá, por supuesto, de la gravedad de la misma. Una lesión de tobillo se puede curar y en poco más de seis semanas. Una de rodilla requiere más de seis meses para una rehabilitación completa. El proceso suele ser complejo y muy pesado para el deportista, que está acostumbrado a hacer ejercicio todos los días de su vida y de pronto se debe quedar en el dique seco, para ir recuperando poco a poco la forma. El pro0ceso de rehabilitación física debe ir acompañado también de un proceso de ayuda psicológica, para hacer que el jugador esté fuerte en cada momento de la rehabilitación.

¿Cuándo puede volver a jugar?

Las lesiones más habituales, como contusiones, golpes o contracturas, suelen dejar a los jugadores una o dos semanas sin jugar. Como decimos, esto es algo bastante general y dependerá del tipo de lesión, de la gravedad e incluso de la propia forma física del futbolista. Porque no es lo mismo recuperarse cuando tienes una pierna débil que cuando estás hecho todo un mastodonte. Si la lesión se ha arreglado adecuadamente y se ha tratado bien por parte de los médicos y doctores, la mayoría de jugadores suelen estar de nuevo en los terrenos de juego en un mes, o como mucho, en dos, incluso cuando ha habido operación de por medio. La lesiones de rodilla y las roturas de ligamentos cruzados son las lesiones más temidas, porque pueden dejarte más de medio año en el dique seco, e incluso dejar secuelas en la forma física del jugador, que jamás llegará a recuperarse del todo.

Cómo prevenir las lesiones en fútbol

El fútbol es un deporte de contacto en el que hay golpes, faltas y lesiones leves en cada partido. Los jugadores ya están acostumbrados a eso y después de un partido intenso siempre llevan a cabo sesiones de recuperación con fisioterapeutas, para evitar que esos golpes se conviertan en lesiones más graves. De la misma forma, el jugador suele llegar espinilleras y protecciones especiales en los tobillos, para evitar que el golpe que reciban ahí sea devastador. La única forma de evitar o más bien prevenir las lesiones es estar en buena forma física, mantenerse fuerte para que estos golpes no afecten tanto, y por supuesto, ser ágiles para evitar también el peligro de las entradas más duras.